En el último día de mercado, el FC Barcelona se encuentra atascado y sin margen de maniobra para reforzar su plantilla. Joan Laporta, siempre ambicioso, tenía en mente un gran golpe final, pero las cuentas no cuadraron y la única palanca que podía salvar al club, un acuerdo con Nike, no se cerró a tiempo.
La situación parecía prometedora días antes, con rumores de un nuevo contrato de 10 temporadas por 90 millones de euros anuales y una prima de 120 millones que habría dado al Barça el oxígeno necesario. Sin embargo, las negociaciones se ralentizaron y, en lugar de precipitarse, la directiva decidió que era mejor no arriesgarse a comprometer el futuro del club.
Laporta y Deco, quienes lucharon arduamente para inscribir a Dani Olmo tras las salidas de Vitor Roque, Mika Faye y Lenglet, soñaban con un último fichaje que revitalizara al equipo. Sin embargo, la falta de un acuerdo con Nike los dejó con las manos vacías. La relación con la marca estadounidense no es la mejor, y forzar un preacuerdo habría sido un movimiento arriesgado.
Con la puerta cerrada a nuevas incorporaciones, el Barça ahora solo se plantea la posible salida de algunos jugadores. Pablo Torre, quien parecía tener un papel más relevante, podría buscar minutos fuera, mientras que Eric García sigue siendo objeto de deseo del Girona, aunque su permanencia es crucial dado el estado de la defensa culé.
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